viernes, 26 de diciembre de 2008

Lontananza

Lirio González Parrondo llevaba un año trabajando para la compañía de elevadores Thyssenkrupp. Lo habían destinado a Albacete desde que entró en la empresa. Normalmente atendía a las revisiones periódicas de los ascensores. El último día del año, estando de guardia, recibió un aviso de la central comunicándole una avería en el elevador de la calle Lontananza s/n del pueblo Casas de Abajo. Comprobación de la orden de trabajo, dirección y una sola nota: 'averiado'. Lirio cogió la furgoneta y en una hora y cuarto estaba en el pueblo. Cuando llegó pensó que se trataba de un error, error de bulto, se decía él. Sin duda, el pensar éso era lo más normal. Una sóla calle y casas a los lados, todas de una planta.

'Dime, Tomás, ¿el parte que me has dado esta mañana de Casas de Abajo es correcto? Correcto. Mira que estoy en el pueblo y no hay nada más que casas bajas. Te digo que es correcto, hay una anotación de un elevador de 9, pregunta. ¿Y a quién?

Lirio dio una vuelta por el pueblo escaso y no aparecía nadie. Calle Lontananza. Ni siquiera las calles llevaban nombre. Por un poco de intuición se dirigió a la casa más elevada en un pequeñito promontorio. Llamó.

Oiga, por favor, ¿la calle
Mire, la del tejado azul. Adiós.

Lirio se quedó extrañado, por haber sido contestado sin concluir la pregunta y por haber sido despachado expeditivamente. En efecto, se veía la casa azul, nueva. Se dirigió a ella. Un hombre en silla de ruedas abría la puerta mientras Lirio ya se preparaba para irse.

Mire vengo de la compañía
Pase, es de nueve sótanos y lo que ocurre es que no sube. Tampoco hay escaleras.