sábado, 10 de enero de 2009

Vaho



La liebre en un endecasílabo:

Muestra de potente musculatura

Esta mañana, después de la pródiga y prodigiosa nevada de ayer, era fría y heladora. El río Manzanares tenía la bruma usual en estas ocasiones de frío extremo en el exterior. Procede de la montaña, pero a su paso por Madrid se calienta por los vertidos múltiples.

Hace días estuve hablando con un hombre de Casarrubios del Monte, José Pasero. Estuve hablando del campo, de lo que se siembra por allí, de la caza. Y de las liebres. Hay muchas en ese término municipal. Yo le hablé de la liebre como animal que soporta muy bien las bajas temperaturas y de la afición que por allí hay de la caza con galgos. Hablamos de su cobijo, de su cama. Y hubo un momento que me dijo José, las liebres son unos animales muy listos, en épocas frías buscan el vaho de la tierra y ahí se instalan para dormir y estar encamadas. Lo decía por el vapor que sueltan las zonas más cálidas de los distintos terrenos. Pero él dijo VAHO. Sé que es una palabra sincera, una palabra más para mi afición oculta a ese lenguaje que forma parte de la erupción de quienes, a base de mucho pisar la tierra, las echan como magma singular en una conversación normal.



Pasada la malagueña, Mayte canta en la letra de Frasquito Yerbagüena,

A esa liebre no tirarle,
cazadores de la sierra;
a esa liebre no tirarle,
porque está haciendo en la tierra
madriguera pa ser madre,
y es muy sagrao lo que encierra.

Disfrutad, amig@s.