martes, 3 de marzo de 2009

Decálogo propio o prestado para calarse la mirada ante los olivos.



No me fatigaré jamás viendo tanto olivo.
Amo al olivo, al olivar, siento su fruto.
Mando, elevo, siento mis piernas entre sus dominios.
Eligo que me rodeen, que me emprendan.
Se que soportan frío y calor, también participo.
Su disposición, si anárquica, mejor.
Si los hallo llenos de tierra férrea, no los suelto.
Voy a ellos como ellos a mí: con torsión sangrante.
La mímesis me enreda, agiliza mi postura.
Si puedo, mi aire sentido engloba a la palabra.




Cayó al suelo una paloma
que le partieron las alas,
parece que convenía
que el vuelo no levantara.

Ramita de oliva, del pico cayo
ay rama del limonero,
ramita de oliva, limonero no,
cerca del limón el aire,
los dos cerquita de tí,
y limón,y aire y las hojas,
verde y pintao,
ramita de perejil.


Farruca inmensa.
Letra de Francisco Moreno Galván interpretada en la voz comprometida de José Menese. Todo un clásico