jueves, 24 de septiembre de 2009

Estamos suspensos





No había antes camino por el que acceder a las fincas de muchas de las zonas de España, ante todo en La Mancha, que no estuviese flanqueado por almendros. Muchas fincas han recibido el olvido, las casas se han ido deteriorando, las palomas han usurpado todos los rincones de las mismas. ¿Y los almendros? Olvido similar. Éstos aguantan, soportan sequías y, aún así, dan frutos. Muchos se han secado. De otros ya secos han brotado chupones debajo del injerto, cosa que lleva a dar almendras amargas, nada recomendables para la salud y el paladar. Los hay que han muerto bien fallecidos. Pero todos saben, que para éso son sabios, que su savia está cerca de una parada. Saben que el mimo que recibían no volverá, saben que hay alimento de más para el invierno, saben que las almendras las retendrá el suelo. Muerte y tiempo nos califica. Sé que suena duro o a sermón esta frase. Pero desde luego hace tiempo que estamos suspensos.




Duquende canta en el minuto 3'30" ésto:

Ay arbolillo de almendras,
ay arbolito de almendras
que yo por ti planté
y yo soñando con sus frutos me regalé.