viernes, 30 de octubre de 2009

Otoñecer









'...,la parra otoñece cada octubre, octubrece todos los años, y uno quisiera, como ella, crecer en soledad, tener una apoteosis anual que nadie mira y volver luego a la paz, el silencio de los vientos , la minuciosa vida de los pájaros, mientras el vino de la herida se va cayendo en hojas, decolorando en llamas, empalideciendo como la vieja prima donna (María Callas),...'

Francisco Umbral, Un ser de lejanías.

Otra versión de 'Otoñecer' la encontrarán en Sofía.

Intuyo el invierno cuando me distraigo en el otoño. Y, así sucesivamente, con el resto de las estaciones. Intuyo árboles a la deriva de la quietud. Intuyo el roce del silencio en savia detenida. Otoñece por donde miramos, se vierte el único idioma de las hojas en rojo, traducción simultánea al amarillo, quedarse en ocre y no estallar. Otoñece sin filtro, intuyo el ramaje desnudo, el fundamento desnutrido del árbol, su esqueleto vivo. Son intuiciones mi otoño. Al cabo mi yo se intuye como invierno también.


Lo más vivo: Fernanda de Utrera



Bernarda de Utrera.

Bernarda por siguirillas. Cante más desnudo sí es posible: sólo con voz. Aquí, compás y voz. Voz sedimentada en tercios donde las historias demandan continuar lo más vivo que se encierra en ellas.


Bajo esta primera seguiriya no perturbo la escucha con el texto.



Ay, ay, puertecitas no tenía primo adonde llamar
puertecitas no tengo donde llamar.
Con qué fatigas yo llego a la tuya,
la encuentro yo cerrá,
la encuentro yo cerrá.

Ay, primito mío, mi alma que bien te camelo,
como yo te quiero, que bien te camelo,
porque tu tienes , porque tu tienes
la cara muy gitana y el pelo muy negro,
gitano de mi alma
que bien te camelo.

Ay, ay, que fatigas más grandes me has hecho pasar
qué vergüenza más grande me has hecho pasar.
Yo ando pidiendo, yo estoy pidiendo
de puertecita en puerta
para tu libertad,
qué vergüenza más grande me has hecho pasar.

Ay, qué fatiga, me dieron ganas de llorar,
ganas de llorar('las cátedras').
Cuando sentí,
cuando escuché
el pitito del barco,
la máquina andar,
fatiguitas muy grandes,
ganitas de llorar.

Quién dio aquel tirito
que en mi puerto dio
que los umbrales de mi casa derrumbó.
Quién dio aquel tirito
que en mi puerta dio.