miércoles, 4 de noviembre de 2009

Fruto del paseo




Dicen que el suelo se acaba cerrando. Lo vi abrirse bajo los gritos de los manzanos. Dicen que el suelo es una gran cicatriz constante. Lo vi curarse de inmediato cuando la liebre no paró de correr. Dicen que es viejo. Enhebra viento bajo las piedras que codician su peso. Dicen de su rendición. Las banderas que llevan los lagartos recorren el sol que arde al movimiento. Hablan de su escaso color. Notorio es el permiso de los camaleones para enrojecer los horizontes. Alguien escucha la ceniza acumulada. Los árboles viejos hacen recuento de los metros hallados donde vocear su clorofila. Dicen de la tierra hallada de ciudad. Sí, un cerrojo abatido tras una vida es un hábil adelanto en la dentadura de la ciudad, de tierra en espera. Dicen de la tierra del campo. Basta con cruzarla abierta, de lado a lado.

Planteamientos





Con ese título, a principios del año 98 hice una serie de ¿poemas?
Lo cierto es que en la vertical ya tenía una médula que ansiaba indagar en los hechos que más se pronunciaban en mí.
Ya dije en otra entrada de su ingenuidad, que reconozco, pero ciertos ¿poemas? aún me regatean. Este, por ejemplo:



Indaga si los sonidos que te cruzan
son voces de tu tiempo,
o transcurso de algún río;
son densidad de gorriones,
o la aldaba de tu vieja puerta;
son las sirenas que siempre han raptado
la salud del silencio,
o la tos de alguna fachada o rincón,
son los saltos de tu teléfono,
o la llama que se alimenta de leña;
son las piruetas de un cohete nervioso,
o la agonía de aquel jergón;
son tus voces, coladas a tus sueños,
a tus paseos, a tus labios,
o es una noche de grillos;
son tus voces que no se miden
en la salida, para seguir en ti,
o el violín que liba en la orquesta;
son las gárgolas que en el agua
presienten una parábola,
o es la punta de cien grullas que van;
son los cabeceos de un ciprés,
o el vapor que espera a la leche de un café;
son infinitos sonidos.

Cada sonido asiste a tus pasos,
éstos que hacen de cada camino
una escucha, un catálogo de líneas cruzadas.
Pero indaga, en la intersección,
el silencio.