jueves, 30 de septiembre de 2010

Casa de los Llanos IV



Encontré esta madera larga fuera de su lugar. Su lugar hubiera sido el alto techo, la parte de la casa que evita que el cielo penetre en las habitaciones. Una madera larga que se intuía cuadrada. El agua y el tiempo se toman siempre su labor de modelado. Modelado a la inversa de algo vivo: desaparecerlo. Pero si hay algo vivo en una viga eso son sus nudos. Un nudo ejecuta su hueco cuando ya no le queda centro. En un nudo se advierte la sangre más perpetua. En un nudo se habla el lenguaje de la nieve, el del calor, el de la noche. Se habla del perfil de la soledad en un nudo.


Anoushka Shankar (Soleá de su disco Rise, 2005)

5 comentarios:

Flamenco Rojo dijo...

Nunca antes había escuchado el sitar de esta chica, Anoushka Shankar, me ha gustado y mucho...Gracias por acercarnos a ella, buscaré más de su música.

Un abrazo.

Inés González dijo...

Todos los sueños inventan un árbol. La soledad es la huida de la sed del agua. Será que esta casa inventó su árbol? o lo soñó? o ambas cosas? Lo cierto es que sueño y árbol fueron abandonados, las estrías y ese hueco extraño del nudo vaciado lo testimonian. O quizás viva secretamente en el hueco el corazón del árbol.
Hurgadora empedernida me provoca sacarlo.

Inés González dijo...

Veo que sigues en la línea de los orientales, primero Brahem y ahora Shankar.
Buenísma selección.
A estos relatos de la casa le van estos acordes.
Siempre con vos se aprende pibe.

Tinta de aterrizaje dijo...

También son refugios las oquedades.
Tras nuestros tránsitos hay siempre refugios.
Los nudos en vivo son las salidas de las ramas, lo más distinguible de un árbol.

Porverita dijo...

Parece que las naturalezas -vivas y muertas- te buscan y te miran, tempero.

Ese nudo te estaba escudriñando.

Salud.

Anoushka Shankar, supongo es la hija de Ravi Shankar ¿no?