viernes, 31 de diciembre de 2010

La vic y sus brotes

Si te diera por detenerme, sufriría.
Si me diera por detenerte, sufriría.
Se convierte así el verso y la vida
en un eco de sí mismos. Ella y él.




Enrique Morente, guitarra de Vicente Amigo

Tema: Aleluya, basado en el tema 'Halellujan' de Leonard Cohen


Conozco esta tierra
conozco este suelo
estaba tan solo antes de conocerte
ahora he visto tus banderas
por las puertas de mármol de la gran ciudad
pero el amor no es una marcha triunfal
sino un frío y solitario aleluya
aleluya, aleluya
aleluya, aleluya
En tiempos me contabas
lo que había dentro de tí
hoy tu boca no habla, sabes que es cierto,
recuerdo nuestros cuerpos vibrando juntos
con el Espíritu Santo
y cada aliento era un frío aleluya
aleluya, aleluya
aleluya, aleluya

Quizá haya un Dios arriba
pero yo lo que aprendí del amor
es a disparar a quien me amenaza
pero no es un lamento lo que oyes esta noche
no es la risa malvada de alguien que ha visto la luz
sino un frío y solitario aleluya
aleluya, aleluya
aleluya, aleluya

3 comentarios:

Inés González dijo...

Esta foto es una de tus cosechas más sublimes Manuel, me gustó muchísimo desde la primera vez que la vi.
Serán los retorcimientos, los brotes a su manera y ese abrazo de múltiples capas que el tronco realiza.
Cada uno lleva la imagen a sus fines, a sus asociaciones, a sus derroteros y cavilaciones.
A mi ya me conoces, sabes por dónde voy y a qué contexto me apetece someterla.
En esta entrada el poema es como la Vic, palabras-vida, vida-palabras, has dado un uso magistarl de ella.
Feliz año pibe y que el 2011 te llene de inventiva.

medea dijo...

halleluyah es una de mis canciones favoritas ¿quién es este artista que publicás?

La que contó una bandada entera de cigüeñas dijo...

Ahí todo comienza.
Con esa tenue luz de madera deshebrándose. La vid contiene todas las edades de la vida
Así te acercas tú a la tierra , así nos riegas los ojos de existencia, así arden como sarmientos lo que tocas.
Así vive la vid en los volcanes, desafiando a la piedra continuamente. Absorviendo la poca humedad que encuentra en las entrañas de ceniza.

Nada hay más vivo que esa raíz que perdura sin llanto; plena en su pureza. Lo que leo y oigo aquí me dice que sí, que más allá de la muerte está la vid. Por eso nadie detiene a nadie.

Me coloqué a proposito tendida sobre la tierra para mirar la vid desde abajo; para escuchar su raíz en lo subterraneo. No es el latir la fina hierba de arriba, es más hondo. Y lo escuché. Desde la profundidad: frágil temblor; suave corazón tendido, casi un pájaro.

No bastará lo que digo.