jueves, 2 de diciembre de 2010

Mustang

Imagínate una pradera yerma, un frío intenso, un ligero viento, un sol que se permite a tu cara.
Imagínate una silueta muy al fondo atrapada por la poca hierba, imagínate el péndulo de su larga crin.
Imagínatelo de negro, su perfil de dentro lleno de sangre.
Imagina que viene hacia ti, entero, con su luz puesta en tus ojos.
Imaginemos que el calor no se doma y que el frío entra en combate.



Mustang

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