sábado, 23 de enero de 2010

Alquitara cerebral



Esta noticia que leí el otro día en el MUNDO es la que me ha llevado a desencadenar esta entrada donde la carrera y las palabras se encuentran. Ya hace bastantes años solía hacer lo mismo que hago ahora en las vacaciones, pero más rápido: madrugar y correr. En una ocasión, en plena sierra de Grazalema, iba yo desde Benaocaz hacia Villaluenga del Rosario (unos siete kilómetros). Tal sudada llevaba que al llegar a Villaluenga , antes de retornar y sobre la marcha saludé a unos señores que allí estaban tomando el sol en la entrada del pueblo. No me dijeron 'Hola' de inmediato sino "¡Vaya aguardiente que traes!" Comprendí la hermosura de la imagen y la evocación de la palabra. En el retorno a Benaocaz iba yo tan contento, con una expresión en la mano.
Desde luego, siempre que termino de correr, la sensación de acabar con las cosas más claras ha sido relevante. Pienso y me relajo. Pero ya veis, hacía falta un estudio con ratones para darse cuenta de los beneficios en la masa gris.
No os pido que corráis. Creo que los mismos beneficios se consiguen andando. Bueno, los mismos no: el aguardiente sólo se destila a cierta velocidad.