miércoles, 23 de junio de 2010

Posesión de dones



Sé que posees el don del oleaje ,
el entramado de un mar sin fatiga;
y si llamo a tu puerta es por los vencejos
que saldrían a nutrirse de agua rompiendo
todas las membranas de sal.
Posees el don de hacerme breve en el mar,
pero llamo
y me atrevo por el riesgo de una marejada
que filtre todo el recodo de mi ansia.
Clamo por lo que tras tuya oigo,
tú, puerta, consciente yo de tu amago perdurable
que con mi leve paso presentí.
Que lo posees justo donde yo me hallo flotante,
justo donde la gravedad del corcho es ala.
El don que abarca mis nudillos a perfilar
el rumor de tu leve apertura
sin que yo para nada te tema.
El del mar, tú Poseidón.