domingo, 24 de octubre de 2010

Revelaciones azules

Perfección (Jorge Guillén)

Queda curvo el firmamento,
compacto azul, sobre el día.
Es el redondamiento
del esplendor: mediodía.
Todo es cúpula. Reposa,
central sin querer, la rosa,
a un sol en cenit sujeta.
Y tanto se da el presente
que el pie caminante siente
la integridad del planeta.

Revelaciones azules es el último artículo publicado por Antonio Muñoz Molina en la sección IDA Y VUELTA que el mismo ocupa en Babelia (El País). (Pinchad en el título por si os interesa leerlo.)

Muñoz Molina repasa cómo Jorge Guillén se dedica a leer una por una todas las cartas escritas a su esposa Germaine Cahen una vez que ésta muere. Dedicaron un periodo de 16 años a la correspondencia de un modo vital. Quiero destacar -la negrita es mía- estos párrafos del artículo:

'El hombre que volvía a leerlas era un profesor de 54 años, que llevaba ya casi diez fuera de España, aceptablemente acomodado a la rutina académica americana, al ambiente entre tedioso y pastoral de esas universidades de Nueva Inglaterra en las que el sosiego y el poderío de la naturaleza facilitan una sensación de lejanía hacia el mundo exterior.'

'Leer aquellas cartas de amor escritas por él mismo hacía un cuarto de siglo debió de ser como asomarse a la intimidad de un desconocido.'

'Leyendo sus propias cartas, aclimatado a la novedad de la vida americana, Jorge Guillén descubriría con asombro cuántas cosas había olvidado de aquellos años, qué débil y errática es la memoria.'

'En todas partes Guillén escribe cartas y postales y espera con ansiedad los sobres azules del correo francés que le envía Germaine: "Su anhelada revelación azul en varias hojas".'

'En todas partes añora primero a la novia y luego a la esposa a la que con el paso de los años empieza ya a escribirle en español, aunque regresa al francés para las expresiones de ternura.'

'Las cartas son una permanente declaración de amor y deseo, y también una crónica jugosa de lo que Guillén hace a diario y lo que ve y los lugares por los que viaja y las personas con las que se encuentra. Guillén era una de esas personas para quienes la celebración era un estado natural, a la manera de Walt Whitman o de Claudio Rodríguez'

"Esta mandarina estaba exquisita -fresca, perfumada, dulce, dócil-. -La he pelado como se desnuda a una mujer".

'Ahora el tiempo preservado en ellas nos entrega su luz perdurable, la memoria de un hombre que siempre prefirió la razón a la brutalidad y la claridad a la negrura: "El sol devuelve siempre la confianza en la vida".'