jueves, 10 de febrero de 2011

Rubito hijo y Francisco Cortés


Reciente tengo el concierto que Rubito hijo ha dado en el salón de la facultad de Bellas Artes esta tarde. Ya le tenía ganas después de haberle escuchado su hermosísimo disco 'Tomillo y romero' del año 2003, del que pertenece la soleá que adjunto. Hay conciertos que a uno lo ajuntan más al buen flamenco. '¿Me ajuntáis?', decíamos mucho de pequeños en los pueblos. El buen flamenco ajunta sin preguntárselo. Bastó comprobar el control de voz que tiene Rubito, sin ninguna estridencia; bastó comprobar el toque minucioso, clásico y delicado de Francisco Cortés; bastó con que el sonido fuera perfecto; bastó con que no hubiera aglomeraciones porque a Rubito casi nadie lo conoce (me refiero al público en general, y eso que ganó la Lámpara Minera en el 2003). Disfruté, disfrutamos. Además, sus buenas letras tenían humor, ironía, picaresca y crítica social con gracia.





SOLEÁ cantada por Rubito hijo en su disco "De tomillo y romero" (Soleá por la que siento predilección.)

El tiempo pone remedio
y a los daños más sentidos
que no hay más sabio que el tiempo,
su remedio es el olvido.

Dejar de mirarme así
que son tus ojos candelas
y no respondo de mí.

Yo te miro, tú me miras.
Yo te hablo, tú me hablas,
este querer no es mentira,
pero hubo secas palabras.

Con que me mires me sobra,
ya ves con qué limosnita
mi corazón se conforma.

Que siendo hermosa,
¡ay!, hondas espinas
clavan las rosas.