lunes, 1 de abril de 2013

Árboles


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Hay un bosque perpetuo junto a tu sueño.
Hay alguien que se ha ido, puede que en nuestro nombre,
puede que en el nombre de sí mismo,
nunca en el del Padre.

Deja el Padre, desde que lo es,
las hojas amancebadas, las raíces en su sitio.
Nosotros las cambiamos.
¿Hay algún bosque, acaso, junto a tu sueño?


El árbol del olvido, LHASA de SELA

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6 comentarios:

Inés González dijo...

Creo que todos tenemos un bosque perpetuo junto al sueño, también podría ser un bosque perpetuo de sueños.
Yo tengo uno, en realidad dos, el primero doloroso, una memoria verde, que crece y crece mientras la vida pasa, y sus habitantes cobran cuerpo y esplendor, tanto que los troncos y la maleza han tapado seguramente los pequeños mármoles con los nombres.
El segundo es mi bosque de ensueños, ése es también memoria, memoria creativa de la caja.
El Padre, creo que miró para otro lado, o estaba de vacaciones, como cantaban hasta rabiar los Quilapayun en su emblemática canción "que dirá el Santo Padre que vive en Roma, si le están degollando a su paloma".
Me gusta esta foto, tiene una enorme desolación será porque la silla está vacía y los árboles entablillados?

Inés González dijo...

González chico, escribió estas palabras hoy, cuándo las leí pensé en tu entrada, él habla también del bosque.

El agua temprana arranca a las piedras, su voz quebradiza sin pausa ni pena. Las hojas dibujan el rostro del cielo, y el sol es un cuenco que suena y resuena, a plumas y verbos, de labios jazmines. Ordiseo escudriña las ramas del viento, cuyo llanto asciende a la copa de un pino. Sus manos son bellas, morenas; tiznadas del bronce, puñal venidero. Ya el viento desciende descalzo a los pastos, y arremete pronto con cuerpo de brío. Él se siente niño, se arrodilla niño, se presiente muerto y escucha...

¿Será la voz de Vera la que oye?
Es el labio tibio que arrulla su trino, en el margen tenue del bosque memoria. Memoria del perro barbero poeta, memoria del tanque del agua bendita, bajo el limonero y el níspero añejo. Memoria de zafras y La Bella Vista.
Ay, niño, el viento te anda en los dedos.
Corre, corre pronto. Sin crespones, sin heraldos, para que siempre, siempre, en tu centro haya cielo.

JosepMª dijo...

¡Vaya aspecto desangelado,
la fotografía de hoy!

Nuestra silla vacía
ante un fondo gris,
en donde se percibe
la masificación humana
cercada por altas torres.
Y,delante, esqueletos vegetales
desarraigados,
mutilados y replantados
cabe una autovía del extrarradio.

Pero, a la derecha de la silla,
vive y va creciendo,
un árbol montaraz,
¿un almez?
Tal vez,
en próximos otoños
dejará caer bolitas negras
para los ratones de campo...


Amigo mio:
Te agradezco los enlaces
que me sugeriste
en la entrada anterior.

Para un adolescente,
7 u 8 horas al dia,
jugando en solitario
con una pantalla,
es una pérdida sin remedio.
Y si el juego consiste
en sumar puntos
matando enemigos virtuales,
ya, es escalofriante.
Estaré al tanto del Documento TV.

Las monedas sociales
son un modo de agilizar
el intercambio.
Se basan en la confianza
entre las personas.
Si proliferan,
las Fuerzas Armadas del Estado,
las acometerán.

He ido a la página web
de Ilan Wolff.
Volveré con más atención.
La Cámara Oscura
posee un evidente atractivo.

Paso del ängel
de los enchufes deslizantes.
Me arreglo con mi regleta fija,
al otro lado de la mesa,
en el santo suelo.

Tempero,
un abrazo.
Sigue ahí.






Tempero dijo...

Negra, frágil memoria tienes cuando tú presente estabas cuando hice esa foto en medio de todo. Me hace gracia esa expresión de: 'Está en medio de la nada'. Y yo pregunto, ¿Hay algo que nada sea? Para pensadores. Lo cierto es que esos árboles no están entablillados y que algún ilustre cerebro trasplantó esos olmos siberianos entre esas islas que proporcionan las intersecciones de las carreteras y autovías.
Malo es no tener un bosque (o muchos) de referencia. En la ciudad es el parque el que empieza a servir de acomodo en la mirada de los niños pero, ¿y esa arboleda perdida, ese manjar arbóreo por el que hemos subido y yantado?
Al bosque de sueños no hemos de permitirle ninguna poda.

Buen viaje de sabana.

Tempero dijo...

A Gonzalez chico lo azota un viento interior suculento. ¡Cuánto tiene de vicio la niñez!

Tempero dijo...

De un olmo siberiano se trata ese montaraz vástago. Seguro que prosperará pues nadie lo importuna.

Sabes Josep que una de mis temáticas es la soledad. Y si a esta le acompaña la muerte más se me revelan las coordenadas del pensamiento, de lo que nos atañe.
Creo que a lo que muchos considerarían como insignificante (estos árboles)habría que conceder más valor y más entrega.
Vaciados enteros de graveras, por ley han tenido que ser repoblados; bien, pero de ahí al cuidado de los árboles va un largo recorrido. Al remate se secan muchos. A mí el deterioro me lleva a los demonios.

Un abrazo. Y sigo.