domingo, 10 de noviembre de 2013

Manuel Lledó

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La vida no está vacía:
existen la ternura, la manzana y la fe.
¡Sí!
mientras las amapolas permanezcan hay que vivir.

Sohrab Sepehrí


Manzanas de Manuel Lledó




Vaise, vaise
o camiño d'aire do aire polo aire
camiñando cara un sitio aonde nunca foi nadie.


Fala a tarde baixiño
i o corazón sínteo...

Dos poemas de Uxío Novoneyra, Manuel. Para ti, para nosotros. Recuerdo aquel quince de agosto de hace dos años. Nada más meter tus manos en el agua del Miño, en ese prodigioso lugar de la Fervenza, dijiste que era caldo. Con tus manos y tu sensación expresaste lo que ocurre a nuestro alrededor: nuestro irracional maltrato a la naturaleza, nuestro desprecio más absoluto. Al menos tú, yo y otros muchos la aman, la acarician. Manuel, me han dicho que te vas. Me han dicho que te encuentras en un proceso irreversible de despedida de este mundo. Dios, cómo me han tajado esas palabras en mi amanecer. El tiempo está loco, Manuel. Ayer en Madrid teníamos 17 grados a mediodía. Tengo unos árboles debajo de casa que tiraron las hojas por una enfermedad causada por los imagos y con este tiempo han vuelto a brotar (olmos siberianos). Loco, loco. Inés me recuerda siempre aquella noche en que salíamos de casa de Pepa para la tuya y llevábamos la música a tope de los Altan Urag. Y yo por esas calles de Montirón sin salida que embocan con esa hermosa carballeda. Siento no haber podido abrazarte de nuevo. Manuel, te dejo esa oración de Manolo Sanlúcar, ese disco que escuchamos en tu casa y que yo tantas veces había escuchado.